Me dirijo al estudiantado el día martes 13 de julio, con una presentación personal donde ellos también lo hacen y comentan cual es su mayor cualidad y que tema de las matemáticas de toda su vida escolar es el que más le ha gustado y porque. Luego explico mi sistema de evaluación que podrá ser modificado, previo acuerdo con ellos, en el momento que se amerite.
Queda claro entonces que realizo dos evaluaciones formales al bimestre, una en mitad de bimestre y otra al finalizar y cada una de ellas cuenta con un espacio de retroalimentación y posterior recuperación para los que no hayan alcanzado el logro esperado. Califico tareas todos los días y el estudiante que falte con tres tareas deberá llegar a la próxima clase con su acudiente, de no ser así será citado desde coordinación y si aún no cumple será citado por la comisaría de familia siguiendo un conducto regular que autoriza la ley.
Luego indago el estado académico en el que se encuentran y pregunto sobre el sistema anterior, que era lo bueno y lo malo que ellos consideran, tenía. Para que ellos no sientan una ruptura intento rescatar y adecuar a mi sistema los que ellos consideran, era lo mejor.
Es así como voy conociendo cada grupo y me sorprendo con actitudes como la de décimo grado, que al finalizar la explicación de un tema anterior que no había quedado claro, se ponen en pie y uno por uno me dan la mano, dando las gracias. Allí infiero que esa relación será buena y el desempeño mejor porque los chicos tienen la actitud y las ganas.
Los sextos grados por su parte son estudiantes, algunos, muy agresivos, niñas muy vanidosas, esto hace que se dispersen y no atiendan las indicaciones del docente. Es por ello que decido decirles que habrá una clase lúdica por semana, pero que ésta clase depende de su comportamiento y rendimiento. Así se hace hasta hoy día.
LOS REMITO A JUGAR EN LINEA EN LA SIGUIENTE WEB, MISTER PI
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